HABILIDADES PARA LA VIDA Y ALFABETIZACIÓN EMOCIONAL EN CONTEXTOS EDUCATIVOS. Unidad 4. Empatía

TAREA 2.- Reflexión a partir de una metáfora

Leer el texto de Thich Nhat Hanh, monje budista y activista por la paz.

Cuando plantas una lechuga, si no crece bien no echas la culpa a la lechuga. Intentas encontrar las razones por las que no está creciendo correctamente. Puede que necesite fertilizante, o más agua, o menos sol. Nunca le echas la culpa a la lechuga. Sin embargo, cuando tenemos problemas similares con nuestros amigos o familiares solemos echarles la culpa. Pero si sabemos cómo cuidar de ellos, crecerán bien, como la lechuga. Culpar al otro no tiene ningún efecto positivo, y tampoco lo tiene el intentar persuadir usando razones o argumentos. Esa es mi experiencia. No culpar, no razonar, no argumentar, solo comprender. Si comprendes, y demuestras tu comprensión, puedes amar, y las cosas pueden cambiar.

La lectura de este texto no hace reflexionar sobre nosotros y nuestras relaciones con los demás. Si lo trasladamos al ámbito educativo, las lechugas serían nuestro alumnado. 

Las lechugas se cultivan, se cuidan, se riegan, se fertilizan, ... El hortelano las cuida y les da todo aquello que necesitan para crecer lozanas, frescas y sabrosas. Se preocupa por ellas y se ocupa de ellas.

Nosotros los docentes tenemos que cultivar a nuestro alumnado. ¿Cómo? Preocupándonos y ocupándonos de ellos. Reconociendo sus emociones, escuchándolos activamente, evitar juicios y prejuicios, es decir, realizar una comunicación empática. Ser un profesor empático y no sólo simpático.

Y para conseguir todo esto, debemos empezar por nosotros mismos, tomar autoconciencia y autoconocimiento y aprender a identificar y regular nuestras emociones. Es decir, tenemos que mejorar nuestras habilidades para la vida.


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